Archivo de la etiqueta: Lady Day

Billie Holiday

Billie-Holiday

Eleanora Fagan Gough (Filadelfia, Pensilvania, EE. UU., 7 de abril de 1915 – Nueva York, EE. UU., 17 de julio de 1959), conocida como Billie Holiday y apodada Lady Day, fue una cantante estadounidense de jazz. Junto con Sarah Vaughan y Ella Fitzgerald, está considerada entre las más importantes e influyentes voces femeninas del jazz.

Estableciéndose en Harlem, Holiday comenzó a cantar informalmente en numerosos clubes. Alrededor de 1932 fue descubierta por el productor John Hammond en un club llamado Monette’s. Hammond dispuso varias sesiones para ella con Benny Goodman; su primer disco fue Your Mother’s Son-In-Law (1933).

Sus primeras grabaciones de estudio las realizó bajo el sello Columbia, hasta 1933, para luego continuar con Brunswick en 1935 hasta un año después. En estos primeros años grabó junto a algunos de los mejores músicos de la historia del jazz, como Ben Webster, Benny Goodman, Roy Eldridge, Johnny Hodges o Jonah Jones, entre otros. Teddy Wilson se encargó de reunir a estos músicos y formar reducidos y selectos conjuntos instrumentales. En este breve periodo destacan If You Were Mine (1935) These Foolish Things y I Cried for You (1936), en el formato habitual para grabaciones de alta calidad de la época, vinilo a 78 RPM.

Billie-Holiday_2Fue por ese tiempo que tuvo sus primeros éxitos como cantante. El 23 de noviembre de 1934 cantó en el teatro Apollo recibiendo buenas críticas. Su presentación con el pianista y posterior amante Bobby Henderson hizo mucho para consolidar su prestigio como cantante de jazz y blues. Poco tiempo después Holiday empezó a presentarse regularmente en numerosos clubes en la calle 52 y en Manhattan.

De 1937 a 1940 alternaría entre los sellos Brunswick y Vocalion grabando importantes estándares como «My Last Affair (This Is)» (1937), «I Can’t Get Started» (1938) y «Night and Day» (1940); además, estrenaría futuros éxitos de su carrera como «Strange Fruit» (1939), e incluso composiciones propias como «Fine and Mellow» y otras menos conocidas como «Everything Happens for the Best» (1939). Algunas de sus grabaciones serían su debut y serían grabadas más tarde con más éxito como «He’s Funny That Way» (1937), «My Man» (1937) o «You Go To My Head» (1938). Las nuevas incorporaciones a las bandas de Holiday son las del saxofonista Lester Young en 1937, y el trompetista Charlie Shavers a principios de 1939; Billie comenzaría a finales de 1938 a cantar en el club nocturno neoyorquino Café Society junto al pianista Sonny White, causa por la que harían estreno de obras menores y estándares menos conocidos, además de arreglos instrumentales atípicos: Brunswick 8259 y Vocalion 4783.

Comparada con otras cantantes de jazz, Holiday tenía una tesitura limitada, de solo una octava. Ella compensó esa dificultad con un sentido rítmico implacable, una sutil expresión, y una inmediatez emocional. Más tarde trabajó con estrellas como Lester Young, Count Basie y Artie Shaw convirtiéndose en una de las cantantes negras de jazz de mayor reputación. Sin embargo tenía prohibido usar la entrada principal y debía esperar en un cuarto oscuro lejos del público antes de aparecer en escena.

Los éxitos de Holiday fueron estropeados por la creciente dependencia a las drogas y el alcohol así como las relaciones abusivas. Esto afectó a su voz como también sus posteriores grabaciones: su espíritu joven fue reemplazado por un matiz de remordimiento pero a pesar de todo, su impacto en otros artistas es indudable.

Sus últimas grabaciones en Verve son recordadas como las grabaciones Commodore y Decca de veinte años atrás. Varias de sus canciones como «God Bless the Child», «I love you Porgy» o «Fine and mellow» se han convertido en clásicos del jazz.

En 1958 se publicó Lady in Satin, su trabajo más conocido y penúltimo álbum completado y publicado en vida.

Sus últimas grabaciones fueron bajo el sello de MGM, y destacan «All The Way», «All Of You» y «Baby, Won’t You Please Come Home?».

El tema “Strange Fruit” fue considerado como la mejor canción del siglo XX, por la revista Time en 1999.